París es una ciudad soñada, llena de estilo y glamour. Caminar sus calles es un deleite para la vista: coloridos mercados callejeros, boulangeries, decoración, moda .... Una constante fuente de inspiración que invita a soñar y despierta la imaginación.
París tiene también uno de los mercados de pulgas más grandes del mundo y el más grande de la ciudad, el Marché aux Puces St. Ouen. Como un paseo habitual y esperando en cada ciudad que visito, perderme en sus laberínticas calles me llenaba de intriga y ansiedad. Descubrir tesoros, recorrer su historia a través de los muebles y objetos, encontrar piezas únicas antiquísimas y también clásicos modernos del siglo XX originales. Afiches, filatelia, taxidermia, maquinarias, textiles, juguetes. Un universo hecho a mi medida! Completamente fascinada y feliz recorrí cada una de sus calles incansablemente de ida y de vuelta.
Pero hay un espacio dentro del mercado que se diferencia de los demás:
Tombees du Camion. Caídos del camión haciendo simpática referencia a objetos robados o como posible traducción
piratas del asfalto. Son lotes completos de objetos únicos, bazar bizarro, divertido, paraíso vintage y efímero.
Bolitas de vidrio y de plástico, cuentas y mostacillas, etiquetas de bebidas y golosinas, brazos, piernas y cabezas de muñecas, ojos de plástico, cajitas de fósforos, pines, botones, tipos móviles de imprenta de madera y metal todo dispuesto de manera asombrosa y atractiva. En su boutique de lamparas dentro del mercado también podes encontrar galponeras, lamparas industriales, perchas y tiradores de porcelana, interruptores eléctricos muy antiguos... sí, todo a granel.